LA disputada herencia de D. J. MANUEL FAJARDO BUSTAMANTE
 

LA DISPUTADA HERENCIA DE DON J. MANUEL FAJARDO BUSTAMANTE

En este y sucesivos artículos (es una historia un poco larga), hablaré de un asunto que al igual que el relatado en mi último libro, parece salido de una novela. El problema, en este caso, no son los “amores locos”, si no otro afán por el que siempre nos hemos movidos los humanos: el ansia de riqueza. Cuando hace 25 años publiqué mi primer libro ya hablé algo del asunto (pag. 447 y siguientes), al aludir a las tribulaciones de D. Manuel. Ahora tengo muchos más datos que si bien no alteran la información original, si aportan más detalles.

LA CASA SOLARIEGA DE CASTROPODAME

Cuando hace unos 40 años comencé a investigar la historia de Castropodame en uno de los primeros elementos que me fijé es en la vieja y conocida casa, que tiene dos escudos en su fachada principal: la llamada Casa Solariega. Sospechaba que esta enorme y antigua casa representaba un retazo importante de la historia de nuestro pueblo. Así ha sido. En el capítulo XXVIII de mi libro precitado ya di a conocer una serie de datos sobre personajes de la nobleza vinculados con Castropodame. Ahora tengo lógicamente muchos más.

Esta Casa Solariega tal y como ha llegado a nuestros días se debió edificar entre los años 1699 y 1700. Se edificó sobre el solar o a partir de otra ya existente. No conocemos el más mínimo croquis ni por supuesto plano medianamente aceptable de ninguna, pero de la obra de 1699-1700 si se ha conservado un extenso documento en el Archivo Histórico Provincial de León, en el que se describen las obras que se pretenden hacer. En este documento se especifica que las obras deberían comenzar en el año 1700. A partir de este y otros datos (escudos por ejemplo), cabe señalar que el aspecto de esta casa tal y como se ha conocido durante el pasado siglo XX y aún en la actualidad es en muy buena medida el que ya tenía en el siglo XVIII de modo que los vecinos de aquella época la podrían reconocer si la pudiesen ver hay día. Esta casa formaba parte de un patrimonio al parecer bastante extenso. Era lo que se llamaba un mayorazgo es decir un conjunto de bienes que en este caso fue fundado en el siglo XVI por un individuo de la familia de los Mendaña. Este mayorazgo y como todos los demás se hacía con la finalidad de que sus bienes no se pudiesen repartir de tal modo que no se dispersasen con el discurrir del tiempo.

Uno de los individuos que debió estar al frente de este mayorazgo o si se quiere que era su propietario fue un tal D. Jacinto Fajardo (o Faxardo). Era un canónigo de la Catedral de Astorga pero que sin duda a menudo estaba en Castropodame. Fue este canónigo el que junto a su hermano Manuel firmó un contrato con un constructor (el maestro de obras Fausto de Monteagudo) de la época para que se edificase esta casa tal y como la conocemos. Puntualizo esto porque se edificó donde ya existía otra, es decir se trató en cierto modo de una reforma pero de gran magnitud. Este contrato lo firmó junto con su hermano Manuel. Como he señalado esto debió suceder en los años 1699-1700. En el año 1722 nació en Astorga un individuo de nombre D. José Manuel Fajardo Bustamante. Sus padres eran D. Manuel Fajardo Osorio y Dª María Gregoria Bustamante. Era sobrino de D. Jacinto Fajardo el clérigo precitado. Este D. J. M. Fajardo fue quien heredo los bienes del clérigo y por tanto vivió en Castropodame en esta casa. Esto debió suceder sobre todo a partir del año 1748 (enero), fecha en la que murió D. Jacinto. Es lógico que así fuere toda vez que por lo que parece su padre fue quien también colaboró en cierta medida en la realización de esta casa.

D. José Manuel Fajardo fue un hombre importante en Castropodame. Era rico y del estamento noble. Nada tiene de extraño pues que en reiteradas ocasiones ocupase el cargo de Juez Ordinario del lugar (villa entonces). Según los datos del Catastro de Ensenada (año 1752) era el juez y además su patrimonio era el segundo más cuantioso de Castropodame según estimaron los técnicos que entonces elaboraron el catastro. El primero debía ser D. Manuel Ramón, pero por lo que sabemos el Sr. Fajardo formaba parte de una familia de digamos “mas noble estirpe”, como entonces se decía.

LA FAMILIA DE D. J. MANUEL FAJARDO

D.J.M. Fajardo en el año 1748 vivía en Castropodame con su mujer Dª Juana de Quiroga. Cumplía en aquel año 26 años de vida, pues nació en el año 1722. No sabemos si sería un matrimonio feliz. Es posible que no. Era normal en aquellos tiempos que los matrimonios sobre todo entre las personas de “noble estirpe” se llevasen a cabo no en función de los gustos o las preferencias de quienes deberían convivir como marido y mujer, si no en función de lo que el entorno social y familiar estimaban oportuno. Esto era ya de por si un terreno abonado para futuras desavenencias conyugales, que se disimulaban a base de unas firmes convicciones (emanadas de la religión), en las que se insistía en que el sagrado sacramento del matrimonio era obra de Dios, era indisoluble (salvo con la muerte) e incluso se admitía que si dos personas se casaban era porque esa era la voluntad de Dios. En aquella sociedad fuertemente ligada a la religión cristiana estas eran unas ataduras muy difíciles de romper,…sólo los poderosos (reyes y similares) podían hacerlo con cierta comodidad.

A juzgar por lo que conocemos el matrimonio de D.J.M. Fajardo no era lo que al menos hoy consideramos un matrimonio feliz. La pareja no tuvo descendencia y D. J. M. Fajardo los únicos familiares cercanos que tenía eran dos primas y un primo que vivían en Villafranca. Por lo que sabemos la relación de Don Manuel con sus primas y primo era muy cordial y se incrementó aún más cuando estos se quedaron huérfanos. El Sr. Fajardo les ayudo en aquellas circunstancias difíciles.

Pero D. Manuel también contaba con familia por parte de su mujer Dª Juana de Quiroga. Estaba su cuñado D. Bernardino de Quiroga que era canónigo en Astorga. También estaba su suegra Dª Isabel que al menos a veces estaba en Castropodame y que era una mujer muy devota, piadosa o “santurrona” como hoy diríamos. Sabemos que D. Manuel se iba a confesar a Congosto al Convento de La Peña junto con su mujer y que también tenía costumbre de confesarse con un clérigo que era vecino de Turienzo Castañero, pero esto no significa que D. Manuel fuese un hombre que destacase por su devoción religiosa. En aquella época lo normal era (justo al contrario que en nuestros días), que el personal se confesase con regularidad. No obstante además de otros datos que luego veremos si hay una serie de noticias que apuntan sin duda alguna a que tanto la suegra de D. J. M. Fajardo, como su mujer Dª Juana, eran personas muy devotas.

Esta circunstancia se intuye a partir de lo que sucedió con la herencia del Sr. Fajardo, pero no sólo con esto. En el año 1748 una comitiva de monjas carmelitas se dirigía desde Astorga a Galicia. Castropodame entonces (ni ahora) se hallaba ubicado en alguna de las rutas que desde Castilla cruzan a Galicia. Sin embargo, esa comitiva de monjas pasó por Castropodame y allí pasaron la noche en cas del Sr. J.M. Fajardo y su mujer. Se da la circunstancia de que ha quedado una especie de diario de ese viaje efectuado por Sor María Antonia de Jesús una monja que con el paso del tiempo ha sido muy conocida en ámbitos religiosos y sobre la cual hay abundantes referencias en la bibliografía religiosa. Esta monja en sus escritos habla muy bien de Dª Isabel de Losada la suegra del Sr. Fajardo de la que dice que gracias a esta debe su vocación de monja. En definitiva que D. J. Manuel Fajardo que era sobrino de un clérigo al que debía sus bienes tenía además un cuñado canónigo y una suegra y al parecer también una mujer muy devotas.

Añado para no dejar cabo alguno suelto, que no es fácil trazar el árbol genealógico de las familias de antaño. Tenían muchos hijos que a veces fallecían y cuyo nombre a veces ponían después a alguno de sus hermanos. También ocurría a menudo que uno de los miembros del matrimonio fallecía y el otro cónyuge se volvía a casar, con lo que abundaban los llamados “medios hermanos o hermanas”.

UN AÑO FATIDICO

En el año 1765 el Sr. Fajardo habría de cumplir 43 años de vida, pero entonces la vida era efímera y D. J. Manuel Fajardo consideró que era momento de hacer testamento. En los primeros meses de aquel año y en concreto el 20 de febrero lo hizo. Es posible que intuyese que le quedaba poco tiempo de vida y así fue. No conocemos en detalle el contenido del testamento que entonces otorgó pero a juzgar por lo que 24 años más tarde declararían vecinos de Castropodame y otras personas dejo su fortuna a sus primos. Era lógico pues era la única familia que tenía de su parte.  No se conoce el contenido de este testamento del 20 de febrero de 1765, ya que ni siquiera ha quedado una copia del mismo o si ha quedado no se conoce. Si hay constancia documentada de que ese testamento sería revocado posteriormente el 28 de abril de aquel año, cuando ya el Sr. Fajardo estaba bastante enfermo. También hay constancia documental de que no sólo se procedió a la revocación del primer testamento si no que incluso se destruyó. Este es un dato significativo que indica que alguien quería no sólo revocarlo y por tanto invalidarlo, si no que además se pretendía borrar toda memoria de este. ¿Por qué motivo? Si conocemos por el contrario el contenido del segundo de los testamentos. El segundo y el último porque D. J. Manuel Fajardo Bustamante el 3 de julio de aquel año 1765 ya era cadáver. Debió morir unas horas antes de las 10 de la mañana. En este segundo y definitivo testamento ya no figuran sus primos como herederos. Ni siquiera se les cita para nada. ¿Qué decía este segundo y definitivo testamento? Lo veremos en el siguiente capítulo.

Madrid, 10 de febrero de 2.018

                                   Rogelio Meléndez Tercero

 


 

 
 
   
 
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