EL AGUA
 

Rogelio  Menéndez Tercero para periódico Bierzo 7.

ESQUEMA

Pozos y sondeos para buscar agua (I) (DEBAJO)
Pozos y sondeos para buscar agua ( I I ) (AQUI)
Pozos y sondeos para buscar agua (III) (AQUI)
Pozos y sondeos para buscar agua (IV) (AQUI)

Ciencia           

POZOS Y SONDEOS PARA BUSCAR AGUA (I)

                                                           Por  Rogelio Meléndez Tercero. GEOLOGO

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                La  apertura de un pozo o sondeo es lo que propicia, la aparición de corrientes de agua, subterránea. Justo lo contrario de lo que asegura  la creencia popular.

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Muchas  personas  creen que el método utilizado por los zahoríes para buscar agua en el subsuelo, es el correcto y que está comprobado de modo fehaciente. Por el contrario se da la circunstancia de que la Ciencia que ya desde al menos el siglo XVIII (antes incluso) se ha ocupado de la búsqueda del agua mediante análisis físico-matemáticos, expone unos argumentos que no sólo no coinciden con las teorías de los zahoríes, es que están en absoluta contradicción .Por otra parte las conclusiones de  análisis racionales del asunto indican que el movimiento de las varillas o los péndulos de los zahoríes, no tienen nada que ver con supuestas energías que señalan donde están corrientes de agua subterráneas. Las discrepancias entre ciencia y creencia popular son totales.

Creo que no hace falta explicar como buscan “corrientes de agua subterráneas” los zahoríes. Quizá son mas conocidos estos buscadores de agua que otros conceptos tan elementales (para la Ciencia ) como el Ciclo Hidrológico. Los zahoríes utilizando péndulos u otros utensilios muy simples (en forma de Y o de L) afirman detectar corrientes de agua subterráneas a partir del movimiento de esos utensilios. Al parecer (aunque no estoy muy al corriente de estos detalles), también detectan  la dirección y sentido en que se mueve la corriente, la profundidad a la que se halla e incluso si el caudal es “fuerte o débil”. No se si atreven a facilitar datos concretos de caudales, aunque de lo que si facilitan cifras “bastante exactas” es de la profundidad que hay que excavar.

El tema es obviamente de gran interés no sólo para quien le guste la Ciencia si no también (aquí está  lo importante), para todos  aquellos que por una u otra razón necesiten hallar agua  bajo el suelo. Este asunto da mucho de si (para escribir muchos libros y artículos), y por ello no me queda mas remedio que  siguiendo la línea ya expuesta en este mismo semanario (números 1091 y 1107); intentar mostrar hasta que punto discrepa la ciencia de la creencia popular señalada  y hacer una serie de puntualizaciones sobre cuestiones muy concretas.

 

EL AGUA  SUBTERRNEA   SEGÚN  LOS  ZAHORIES

Según la versión de estos creída y considerada lógica y evidente por muchas personas, el agua circula en el subsuelo mas o menos como lo hace en superficie. Hay una serie de corrientes  parecidas a ríos o los arroyos, como  si fuesen “venas  pero de agua” asegura la creencia popular. En base a esto podrían hacerse mapas del subsuelo, en los que se podrían pintar una serie de líneas o conductos de agua, similares a los ríos y arroyos que corren por la superficie. Así pues todo se reduce a sondear o hacer un pozo  en el terreno justamente  encima de donde pasa esa corriente de agua, dar al pozo o sondeo la profundidad requerida, no desviarse nada  y punto.

 

PRIMERAS  OBJECIONES. CAUDAL  Y DIRECCIÖN DEL SONDEO

 Hay dos objeciones que cabría  hacer a esta  llamémosle “Teoría del Zahorí”. En primer  lugar que aún observando directamente  una corriente de agua ;(caño, acequia de riego, arroyo, río, manantial,…) es imposible saber su caudal. Esta dificultad la “sabiduría popular” la ha intentado sortear a base de expresiones ambiguas. Por ejemplo y en época de riego, se habla de una “buena moldera de agua” (mucho caudal) o de “sólo un pinpin” (caudal muy escaso). Técnicamente esto no  puede hacerse así. Hay que facilitar números concretos sobre el caudal de una corriente. Es complicado pues hay que –en muchos casos- determinar la sección del “chorro” de agua y además su velocidad. Esta varía en base a varios factores mas y no es la misma en el centro de una presa que en sus orillas; así pues eso de dejar un objeto flotando en la corriente para ver la velocidad no sirve de mucho. Pese a todo hace ya siglos (1775) que un ingeniero francés  A. Chezy descubrió una fórmula matemática que después otros investigadores han mejorado y que sirve para conocer el caudal de una corriente de agua con  exactitud , del mismo modo que (utilizando matemáticas) podemos saber la capacidad de un estanque. Es en todo caso una labor compleja, que explicada en detalle daría fácilmente lugar a un artículo (quizá algún día lo haga ),tan extenso como este e incluso mas. No lo haré para no “liar demasiado el asunto”; pero me  pregunto: Siendo una cuestión tan compleja, ¿como es que los zahoríes, ¡¡sin tan siquiera ver la corriente¡¡ saben si hay un manantial “fuerte o débil?”.

Otra cuestión que  sorprende  a cualquier observador atento, es que una vez  localizado en superficie el punto exacto bajo el cual “pasa la corriente de agua subterránea”; se comienza a realizar el sondeo sin preocuparse mucho de la dirección del mismo. Esta súper comprobado que cualquier sondeo se desvía de la vertical una distancia que se incrementa con la profundidad. En 100 m. por ejemplo una desviación de 10 metros puede ser algo muy normal, pero 10 metros según la “Teoría del Zahorí”,es muchísimo ya que según sus ideas una desviación de sólo un metro e incluso menos puede ser suficiente para que el sondeo (de un diámetro inferior a los 30 cm. a menudo), en vez de “cortar exactamente la corriente de agua subterránea”; pase de largo. ¿Será que cuando “detectan la corriente” ya  adivinan también hacia donde se va a desviar el sondeo?.

Estas dos objeciones son sin embargo “pecata minuta”, ya que hay  otras varias que como veremos ponen de manifiesto que  la “Teoría del Zahorí” y la creencia popular son de mas que dudosa fiabilidad.

 

EL AGUA   SUBTERRANEA   SEGÚN  LA  CIENCIA

La  búsqueda de agua subterránea desde una perspectiva racional y científica se aborda en universidades y en otros centros similares (Instituto Geológico y Minero) como una disciplina científica mas, mediante los llamados estudios hidrogeológicos del subsuelo. Se trata de una disciplina  que   tiene siglos de historia, pues  los primeros estudios se llevaron a cabo  en el siglo en el siglo XVII  (Perrault, Halley, Mariotte).No estamos hablando pues de hipótesis científicas de reciente aparición y poco comprobadas;   si no de análisis que se hacen de modo  rutinario  y utilizando una enorme cantidad de datos numéricos y fórmulas matemáticas concretas a menudo muy complicadas. Pues bien vamos a ver tres conceptos esenciales en los que ciencia y creencias son radicalmente opuestos.

 

A)CORRIENTES  DE  AGUA  SUBTERRRANEAS.

            Para  la Ciencia tales corrientes en general NO EXISTEN. Las  corrientes de agua subterránea de las que hablan los zahoríes o algo muy similar sólo se dan en lugares muy concretos, como por ejemplo las grutas o cavernas subterráneas y en ciertas épocas del año. El agua lo que si hace es ocupar los huecos (diminutos poros a menudo) que existen en el subsuelo y se mueve (en determinadas circunstancias) pero a velocidades muy lentas, en general  muchísimo mas lentas que las observadas en superficie. Si pudiésemos contemplar a simple vista ese lento movimiento casi siempre nos parecería que el agua está inmóvil en el subsuelo. Las corrientes de agua subterráneas (y salvo raras excepciones); sólo se hacen notorias es decir se hacen verdaderas corrientes en las proximidades del manantial. No es sencillo hallar en superficie ejemplos de cómo se mueve el agua dentro del terreno; pero podemos hacernos una idea  considerando lo que ocurre en un pantano. Hay una corriente de agua evidente y notoria a la entrada y lo mismo a la salida, pero en el interior del mismo el agua  tiene una velocidad prácticamente imperceptible. Se hace notoria eso si al acercarnos al punto de salida, es decir a lo que equivaldría al manantial.

Por otra parte en el interior del terreno y a diferencia con lo ocurre en el exterior; la existencia de agua no significa que pueda extraerse sin mas. Las arcillas (limos) por ejemplo absorben agua que después no dejan salir, muy al contrario de lo que ocurre con las arenas por ejemplo.

          Cuando se hace un pozo y se comienza a extraer agua del mismo lo que se provoca es una movimiento concéntrico (hacía el pozo) del agua existente en las proximidades del  punto de extracción. Es decir la extracción de agua da lugar no a una si no a múltiples corrientes de agua, que antes de la extracción y por supuesto antes de hacerse el pozo no existían.  Aquí hay ya otra contradicción entre ciencia y creencias. Según los zahoríes primero existe la corriente de agua (que detectan con sus instrumentos) y después el proceso de extracción, pero la ciencia afirma justo lo contrario. Es el proceso de extracción el que provoca un movimiento convergente de agua hacia el pozo, dando lugar a una lenta disminución del “nivel de agua”, (en su momento explicaré en que consiste exactamente) que se hace más acusado a medida que nos aproximamos al pozo o sondeo. De este modo se forma una especie de embudo (cono de descensos), que  si  es muy grande puede  “agotar” los pozos y manantiales que existen en  todo el contorno del punto de extracción, empezando lógicamente por los mas cercanos. La figura que se adjunta, muestra lo que podría ser este cono en el caso de un terreno homogéneo y zona con nivel de agua original horizontal.  Cualquier persona con unos conocimientos elementales de hidrogeología, lo entenderá perfectamente (aunque esté en inglés). Está tomado de un trabajo digamos elemental (recoge conceptos generales), publicado por M. Mejías y  J. Plata en el Boletín Geológico y Minero  (nº 118. Año 2007).

         Ya en el siglo XIX se  hallaron  fórmulas matemáticas (Dupuit-Thiem)que sirven para indicar la forma y variaciones del cono de descensos.

 

   Al realizar un pozo o un sondeo lo que hacemos es acercarnos a UNA SUPERFICIE que al ser alcanzada, da lugar a la aparición del agua. No es cierto que el sondeo vaya a buscar UNA CORRIENTE DE AGUA 

 

B)PROFUNDIDAD .SUPERFICIES   FREATICA  Y  PIEZOMETRICA

Según la “ Hipótesis Zahorí” la distancia desde la superficie del terreno a la  “corriente o corrientes de agua subterráneas”; es un concepto similar al de la distancia de un punto a una carretera, un camino o un río, es decir distancia a una línea que conduce agua. Sin embargo la ciencia habla de una superficie a partir de la cual podemos hallar agua. Es importantísima esta diferencia y explica porqué los zahoríes “aciertan” aunque el sondeo se desvíe de la vertical del punto de emboquillado. No es lo mismo  apuntar a una línea que a una superficie. De todos modos esta superficie de la que habla la ciencia es muy compleja. No siempre se trata de una superficie llana , horizontal y continua a todas las escalas. Hay mas a veces en una misma zona, pueden distinguirse dos superficies diferentes, la freática  y la piezométrica. Por otra parte estas superficies unas veces son  reales , pero otras  sólo virtuales. Como es obvio las posibilidades de alcanzar ese nivel de agua aumentan siempre al aumentar la profundidad del pozo o sondeo.

Por otra parte hay que señalar que está muy extendida la idea de que al realizar un sondeo o un pozo se llega a donde hay agua, cuando esta brota de modo  evidente tal y como ocurre cuando pinchamos una tubería por la que este fluido circula. Es otra idea errónea, que aunque está en perfecta consonancia con la “Hipótesis del Zahorí”,da lugar a muchas ambigüedades y confusiones.  En la realidad lo que ocurre casi siempre (cuando se llega profundizando hasta el nivel freático), es que se produce un resume tan tenue que a menudo pasa inadvertido, sobre todo si se trata de un sondeo. Sólo al descender  más se hace notoria la presencia de agua, dando la sensación de que esta se encuentra a mas profundidad de donde en realidad se halla. Una práctica habitual en ciertas obras de construcción (para cimentar correctamente),consiste en realizar pequeños pozos de escasos metros de profundidad y una vez visto el mas leve rezume de agua, detener la labor y esperar un tiempo prudencial (una hora por ejemplo);hasta comprobar que el agua se acumula dentro del pocillo y sube hasta un cierto nivel en el que se estabiliza. Este es (prácticamente siempre) el nivel freático y lo correcto es considerar, que este es realmente el nivel donde aparece el agua. Otra cuestión es claro está que por los motivos que sea se quiera descender una cierta medida por debajo de donde se halla el nivel freático.

 La correcta comprensión de este concepto, (“profundidad a la que se encuentra el agua”) es importantísima y por ello merece la pena continuar explicando bien este concepto; pero esto será en próximos capítulos.
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POZOS Y SONDEOS PARA BUSCAR AGUA ( I I )

                                                                       Por  Rogelio Meléndez Tercero. GEOLOGO

                                             

La profundidad a la que se encuentra el agua y el caudal que cabe esperar de un pozo o sondeo, son  conceptos relativos.

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 B.1 SUPERFICIE   FREATICA

       En el subsuelo, a menudo a escasa profundidad (menos de 10 metros), se halla una superficie que una vez rebasada; da lugar a la aparición de agua. Se trata casi siempre de la llamada superficie freática. Ver figura A. La figura B es un detalle (ampliación) de un pequeño trozo de la figura A. Hay veces que está justamente “al ras del suelo” y  da lugar a manantiales, otras veces está por encima y da lugar a lagunas; pero en general está a una cierta profundidad. Esta profundidad  oscila a lo largo del tiempo en función principalmente de  dos factores : la climatología, y la extracción de agua del subsuelo.

     Es  esencial tener en cuenta la escala a la que estamos contemplando esta superficie; ya que en función de la misma puedo o no considerarse una superficie continua. Cuando esta superficie freática (que tiene sus ondulaciones e irregularidades), corta a la superficie del terreno (que tiene mas irregularidades si cabe),da lugar a una línea que obviamente no puede ser recta y que corresponde al nivel freático sobre el terreno. Hay gente que se pregunta ¿Dónde esta ese nivel en el terreno?. Lo que  vemos son mas bien puntos donde aparece  agua (manantiales), pero  situados en un plano no está claro ni mucho menos que estén sobre una línea ,aunque sea curva. La explicación hay que buscarla en varias circunstancias. El terreno visto en detalle  (ver de nuevo las figuras A y B) no es uniforme, por ello no es fácil darse cuenta de la existencia de esta superficie freática, salvo en  situaciones muy  concretas. Si el terreno fuese uniforme y  con porosidad adecuada si se percibiría  claramente este nivel. Quizá el ejemplo mas conocido  es una playa, donde a escasos centímetros de profundidad  si  lo observamos con nitidez. Por otra parte no hemos de olvidar que la circulación del agua en el subsuelo no es igual ni mecho menos a la que contemplamos en el terreno. Una fuente por definición está siempre en el terreno y no en el subsuelo. Es una zona muy concretas (un punto podemos decir); con unas características hidrogeológicas muy diferentes del entorno inmediato y que facilitan notoriamente el flujo del agua. Este flujo  (como ocurre cuando extraemos agua de un pozo o sondeo) tiende a secar el entorno inmediato, desdibujando así la línea del nivel freático o si se quiere haciéndolo discontinuo a la escala a la que vemos el terreno. Si taponamos una fuente, el agua poco a poco iría impregnando todos los huecos del terreno hasta un cierto nivel; es decir el nivel freático.

Por otra parte a veces existe un nivel freático  regional  y permanente cuya fluctuación es escasa  y sobre el otro (u otros)  colgado y dependiente de un área de recarga menor, que puede experimentar notables fluctuaciones e incluso dar lugar a  manantiales ocasionales. Así lo indica por ejemplo  E. Custodio Gimena, ITGE (Bol. Geol. Minero. V 109.Año 1998)

Todo lo dicho explica porque a veces  se  da la paradoja de que  descendemos con un pozo por debajo del nivel freático ( pozo  1 de la figura B) y no  aparece agua. Sucede cuando se  perfora en terrenos impermeables, es decir lo que vulgarmente conocemos (al buscar agua) como “terrenos malos”. Ahora  bien si continuamos bajando hasta rebasar la base de esa  zona impermeable aparecerá el agua y ascenderá hasta detenerse justamente en el nivel freático siguiendo el conocido principio de los vasos comunicantes.  En este caso el nivel freático es un nivel virtual, al menos a  cierta escala. Si se analiza con cuidado la figura B se entenderá porque  el pozo 2 si da agua pese a ser menos profundo que el 1 y porqué el pozo 4 no la da. El pozo 3 por descontado que si la dará y en abundancia. Como es evidente si  el nivel freático sube mucho darían agua todos los pozos.

En la superficie freática el agua está solamente a la presión atmosférica. Hay muchos ejemplos. La  superficie  de  un pantano,  un río, una piscina, el agua que empapa los granos de arena de una playa a una cierta profundidad, o el agua que hay en un estanque que además esté lleno hasta rebosar de piedras. En este último caso lo que tenemos es una imitación (sólo imitación) a escala de lo que ocurre en muchos terrenos. Los pedruscos equivalen a las zonas  impermeables  en torno a las cuales el agua alcanza un nivel concreto: el nivel freático. Son los llamados acuíferos libres, que suelen ser los mas superficiales.

El nivel freático –recordemos- no es una  superficie horizontal, vista sobre todo a pequeña escala, es decir con poco detalle. A gran escala (figura A) tampoco es siempre una superficie horizontal. Suele  subir bajo los montes y bajar donde hay valles; pero aunque “sube” bajo las montañas en estas suele estar mucho mas alejada del suelo que en los valles donde a menudo se halla prácticamente al nivel del suelo. Esto explica porqué los prados suelen estar en los valles. En definitiva adopta (el nivel freático a escala regional),la forma del terreno, pero  suavizada.

 

B.2 SUPERFICIE   PIEZOMETRICA 

El  subsuelo es sin embargo complejo y hay múltiples circunstancias que es preciso tener en cuenta para buscar agua de modo racional y científico. A veces  lo que tenemos  no es exactamente o no es únicamente la situación descrita. En ciertos casos el agua además de estar sometida a la presión atmosférica, soporta otras presiones pues está contenida en lo que técnicamente se llama un acuífero confinado. Si se perfora un sondeo que alcanza un acuífero confinado, el agua puede ascender tanto que incluso aparece en la superficie dando lugar a un manantial donde nunca antes lo hubo, ante el lógico regocijo del dueño de la finca, que tal vez (sólo tal vez) atribuya el “milagro” a la “sabia orientación del zahorí”. Esto ha ocurrido en dos puntos concretos de Castropodame en los últimos años. La explicación científica es que en la zona de ejecución del sondeo el nivel piezométrico (que es obviamente un nivel virtual) está por encima de la superficie del terreno. Este es el caso de los conocidos como “pozos artesianos”.En la memoria correspondiente a la Hoja nº159 (Bembibre) del Mapa Geológico Nacional (publicado por el Instituto Geológico y Minero de España);hace ya mas de medio siglo, se recogen datos sobre algunos pozos artesianos que  entonces había en Bembibre.

            Lo dicho respecto a la escala es aplicable lógicamente en tres dimensiones. Cuando con un pozo o un sondeo llegamos a un terreno adecuado hallamos agua en mas o menos cuantía. Ahora bien el agua está simplemente rellenando los poros  que hay en el subsuelo y esto supone un porcentaje a veces  ínfimo.  (menos de 1%). En algunos libros  aparecen los acuíferos  pintados como si fuesen verdaderos embalses subterráneos en los que se podría  bucear como en el mar. Nada mas lejos de la realidad. Esto explica porqué a veces se perfora un pozo y sólo un cierto tiempo después (a veces una hora) empieza a verse cierta cantidad de agua.

 

LA IMPORTANCIA  DEL SUBSUELO

Como es evidente en todo este asunto tiene mucho que ver el tipo de terreno. No es lo mismo uno constituido única y exclusivamente por arena,(como la de las playas) que otro compuesto por rocas muy diversas y dispuestas además de modos diferentes. Hay que tener en cuenta pues las características hidrogeológicas del terreno (tipo de rocas, geometría de las mismas, propiedades hidrogeológicas, fallas y otros accidentes geológicos,….) y describirlas de modo objetivo, es decir mediante números . De nuevo nos hallamos ante otra situación paradójica. Los zahoríes no necesitan conocimiento geológico, ni físico, ni matemático  alguno, ya que según creen sus “poderes para detectar corrientes de agua”, son válidos para cualquier situación, sin embargo la ciencia recurre constantemente a la medida y a la utilización de datos numéricos concretos sobre las características del subsuelo. Como hay muchos tipos de rocas y  dispuestas de modos  diversos, el número de casos que se nos pueden presentar es prácticamente infinito; por ello como hay que buscar algún ejemplo, he tomado el que mas nos puede interesar en El Bierzo. La fig B es un croquis que  intenta representar  lo que es el subsuelo de nuestra comarca; pero –atención- no en  todas partes; si no esencialmente en las zonas de terrenos “sueltos” o “blandos”; como los que hay en Las Médulas, o en el entorno de Bembibre , Ponferrada o Cacabelos; es decir lo que son terrenos “sueltos” (Terciario y  Cuaternario según la geología); en vez de rocas ó peñas duras, como las que hallamos donde se asienta el castillo de Cornatel por ejemplo.

Estos terrenos blandos y si exageramos la escala vertical, tienen un aspecto similar a  la fig B, es decir son básicamente zonas con mas o menos proporción de arcilla, arena y grava y de formas muy irregulares tanto en sentido vertical como horizontal. En este caso lo que nos importa son sus propiedades desde el punto de vista de la extracción de agua es decir datos como porosidad, transmisividad, permeabilidad,……. lo que se llama sus características hidrogeológicas. Hablando de modo coloquial, los que son buenos conductores ( y almacenadores) del agua y los que no. La arcilla es la “mala conductora”; luego donde se dice “terreno malo”, ha de entenderse predominio arcilla y donde pone  “terreno bueno”  ha de entenderse predominio de arenas y gravas. El paso del “terreno bueno” al “terreno malo” es  a menudo difuso.

Es  esencial entender esto y por ello aún a riesgo de resultar pesado, insisto en la conveniencia de analizar (otra vez mas) la figura B e intentar ver lo que sucede en cada uno de los 4 pozos. El pozo 1 se emboquilló en terreno “bueno”; pero enseguida entro en  “terreno malo”y pese a rebasar en nivel freático no da agua. Habría que reprofundizarlo hasta llegar al  terreno mas arenoso. Si se hiciere así  empezaría a brotar agua por su fondo que iría ascendiendo hasta alcanzar el nivel freático, es decir el mismo nivel que alcanza el agua en el pozo 2 y en el 3. Claro que también  podría ocurrir que aún dejándolo como está si sube el nivel,(debido a la llegada de las estaciones mas lluviosas), el pozo diese agua, ya que se emboquilló en terreno “bueno”.

El pozo 2 al  rebasar el nivel freático se halla en terreno “bueno” y por esto da agua. El pozo 4 pese a tener en su parte inferior terreno “bueno” no da agua, pero podría darla si el nivel freático asciende un poco (época de lluvias). En una palabra la cuestión es entrar en terreno bueno y que cuando eso ocurra estemos mas bajos que el nivel freático. En muchas zonas del Bierzo (Castropodame ó Almázcara  por ejemplo y su entorno) el nivel freático se ha encontrado siempre cerca de la superficie y por ello han sido muchos los pozos que con menos de 5 metros han dado agua. Ahora con el  cambio climático quizá el asunto sea un poco distinto. No obstante hay una cuestión evidente: a medida que descendemos las posibilidades de “dar con terreno bueno” aumentan y además las posibilidades de llegar al nivel freático también. Recientemente se están haciendo sondeos que superan los 50 metros ¡¡que incluso se aproximan a los 100 ¡¡. En estas circunstancias lo realmente extraño sería que se hiciese un sondeo y ¡¡que no apareciese agua¡¡. El pozo 3 representa este ultimo caso. Además de cruzar cuatro zonas de “terreno bueno” es tan profundo que muy difícilmente el nivel freático descenderá por debajo de su fondo. Es mas al ir a profundidades tan grandes, lo que quizá, podemos cortar son acuíferos confinados, con lo cual el pozo se abastecería de acuíferos libres y confinados. Esto es bastante  probable en zonas próximas a montañas, como las que abundan en El Bierzo. Ya he citado los dos casos de reciente  aparición en Castropodame y otros conocidos hace ya muchos años en Bembibre.

 

EL CAUDAL

Otra cuestión en la que hay serias discrepancias entre ciencia y creencia popular es en el tema de los caudales, es decir en un punto clave como es la cantidad de agua que en un tiempo dado podemos obtener de un pozo, sondeo, fuente o manantial

La experiencia emanada de la simple observación de fuentes y manantiales, nos lleva a concebir a estos como permanentes o prácticamente permanentes, lo que no es cierto. Así hablamos de manantiales  “buenos” y manantiales “escasos”. La “Teoría del Zahorí”, también deja  entrever que las cosas son así y por ello hablan de “fuertes corrientes de agua” o de “corrientes de agua débiles”. Sin embargo la ciencia señala que  el caudal que puede obtenerse de un pozo o sondeo, no depende de corriente alguna de agua preexistente (porque tal corriente y según la conciben los zahoríes  ¡¡ no existe¡¡); si no de una serie de factores mas o menos complejos entre los que cabe señalar ¡¡las propias características de la captación¡¡ En la práctica esto supone que si variamos la potencia de la bomba que extrae el agua, la profundidad a la que esté situada dentro del pozo; el diámetro (anchura) del sondeo e incluso  los tiempos en los que estemos extrayendo agua, variará el caudal obtenido. Algo similar ocurre con el caudal que nos puede dar un depósito de agua. Dependerá –en este caso-  de la altura del agua por encima del orificio de salida y de  su tamaño, además de otros detalles según ya señalaron hace siglos Bernouilli y Torricelli. El caudal extraído de un pozo o sondeo guarda estrecha relación con la forma del embudo o cono de descensos del nivel de agua, el cual a su vez se ve influido por la profundidad a la que se coloque la bomba extractora o por el diámetro del pozo  o sondeo. Conviene volver a mirar la ilustración del artículo publicado la pasada semana.

Además hay propiedades del terreno como la transmisividad  o el coeficiente de almacenamiento, que también influyen en el caudal que podemos obtener. Se trata siempre de datos numéricos concretos que hay que manejar  utilizando procedimientos matemáticos mas o menos complejos  y de los que obviamente “pasan olímpicamente” los zahoríes, aunque pese a ello estiman mediante los movimientos de sus varillas si habrá un  “manantial fuerte o débil”.

La medida del caudal de una fuente puede hacerse con relativa facilidad .En un  tiempo corto (un día por ejemplo); podemos decir que en la mayoría de las veces se mantendrá constante. En estos casos si cabe decir que “tal fuente en determinada fecha, manaba tal cantidad de agua”; sin embargo si se trata de medir el caudal de agua que da un pozo, hay tantos detalles que matizar (tipo  o tipos de acuíferos  afectados, régimen de extracción, características del sondeo,…); que no es posible  facilitar sin mas detalles adicionales una cantidad y punto. En la práctica  no son muchos los que se preocupan por determinar de modo exacto el agua que da un pozo. Lo mas frecuente es que se realicen extracciones con cierta periodicidad (una vez a la semana por ejemplo para llenar un estanque) y punto.  De este modo podemos saber  que el caudal suministrado es suficiente para llenar  semanalmente –como minimo- un estanque de cierta capacidad; pero este dato prácticamente nunca coincidirá con   la “cantidad de agua que de modo continuo (régimen permanente) proporciona un pozo”.Como es evidente el hecho de que en zonas más o menos próximas se lleven a cabo extracciones también influye, (recordemos lo dicho sobre el cono de descensos), algo que según los zahoríes sólo sería posible si se diese la casualidad de que otro sondeo próximo (o lejano) llegase a “pinchar” la misma “vena de agua” que  nosotros estamos ya aprovechando.

En una palabra que TRES cuestiones esenciales, como son los conceptos de corriente de agua, la profundidad a la que se encuentra  y cantidad de agua que puede extraerse del subsuelo son radicalmente diferentes para los zahoríes (y la creencia popular) y para la ciencia. Además mientras que para los zahoríes se trata de conceptos absolutos (como la distancia entre dos puntos concretos) para la ciencia se trata de términos relativos.

Quedan no obstante algunos puntos mas que aclarar, como el  porque se mueven las varillas y otros utensilios que emplean los zahoríes, fenómeno este que al parecer resulta para muchos (para los propios zahoríes en primer lugar), la prueba evidente de la detección de  corrientes de agua subterráneas. También intentaré explicar porque pese a todo mucha gente cree en los zahoríes y finalmente porque pese a todo “aciertan” en sus predicciones. Pero será en otros capítulos.

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Ciencia           

POZOS Y SONDEOS PARA BUSCAR AGUA ( I I I )

                                                                       Por  Rogelio Meléndez Tercero. GEOLOGO

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Lo que mueve las varillas de los zahoríes no es lo que hay dentro del terreno, si no lo que hay fuera,…en sus mentes.

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LA MENTE ENTRA EN JUEGO

Si en los capítulos precedentes  los argumentos científicos, utilizados para rebatir ciertas creencias populares ( y de los zahoríes) han sido de carácter geológico, físico y matemático, ahora debemos utilizar lo que podríamos llamar ciencias de la salud para explicar el “movimiento de las varillas que indican la presencia de corrientes subterráneas de agua”. Es cierto que las varillas u otros utensilios semejantes (siempre objetos en precario equilibrio); se mueven pero,…… ¿Por que?. Pues bien aunque personalmente no es mucho lo que conozco del asunto  (los expertos en medicina tienen aquí la palabra); la explicación científica, es el efecto ideomotor. Es un  fenómeno ya descubierto ¡¡en el siglo XIX¡¡.

            Se define como un fenómeno psicológico en el que una persona realiza movimientos de forma inconsciente. Ocurre especialmente cuando el individuo en cuestión  atribuye tales movimientos  a alguna fuerza paranormal o sobrenatural en la que cree. Fenómenos supuestamente inexplicables como la  escritura automática , el juego de la copa  (sesiones de “ouija”) y otros pueden ser atribuidos a este fenómeno. El  autoengaño que genera es  extremadamente fuerte, de tal modo que muchas personas no pueden ser convencidas de que los desplazamientos de los objetos se originan exclusivamente en sus mentes.

            Como he señalado la explicación de este asunto  corresponde a  los profesionales de las ciencias de la salud . No obstante si estimo oportuno  recalcar que fue hacia el año  1852 cuando se comenzó a estudiar este fenómeno  y que han sido varios los investigadores que se han ocupado del mismo, ( William Carpenter, Michel Cheveul, Ray Hyman, Wiliam James, Michael Faraday,…). Parece bastante claro que los movimientos de ciertos músculos del cuerpo, pueden ser independientes de los deseos y emociones conscientes. Los zahoríes  emplean siempre –hay que recalcarlo- utensilios de equilibrio inestable y manejados de modo que amplifican pequeños movimientos, por ello un leve movimiento de sus manos  hace muy evidente  el movimiento de los péndulos o varillas que utilizan.

            En relación con este asunto cabe puntualizar un detalle importante. Es posible que tras muchos años buscando agua, los zahoríes   hayan aprendido a reconocer (sin tener  en cuenta las vibraciones de sus utensilios) zonas el las que hay más posibilidades de hallar agua que en otras. Hay plantas (freatófitas) que abundan sólo donde el nivel freático esta cerca de la superficie. En estos casos y teniendo en cuenta lo dicho sobre el efecto ideomotor  (aunque –insisto- debería ser un psicólogo quien explicase esto); es muy probable que el zahorí de forma inconsciente mueva los músculos de sus manos provocando el efecto ya descrito.  En este caso el individuo que maneja las varillas pensará que estas se mueven porque hay agua, pero la realidad es que mueven porque el que las sujeta piensa que hay agua.  Como es obvio  en estos casos no son las varillas las que detectan el agua, si no la experiencia lograda tras  observaciones reiteradas.

            Cabe señalar por otra parte que dada la importancia del agua y su correcta gestión, en todos los países del Mundo y sobre todo en los mas desarrollados (como por suerte el caso de España); existen organismos que se dedican a tal labor. En nuestro caso además del Instituto Geologico y Minero de España, (IGME) y otros organismos que se dedican a investigar los recursos hídricos (CEDEX, CETA,..) , existen las diversas confederaciones hidrográficas. Si un solo técnico u otra persona responsable de alguno de estos organismos se fiase de las hipótesis de los zahoríes, caería en el mas espantoso de los ridículos; sería como si a la hora de planificar un pantano y ante la necesidad de conocer su capacidad o las características de la presa, los técnicos de turno en vez de ponerse a medir, anotar datos y realizar cálculos, se limitasen a lanzar al aire las cartas de una baraja y tomar decisiones en base a como estas caen al suelo.

Sin embargo son muchas las personas que creen a los zahoríes y no a los ingenieros o técnicos similares ¿Por qué?. Hay varios factores.

 

ANALISIS  POCO RIGUROSOS

Observaciones incorrectas.- Cuando se pretende hacer un pozo o un sondeo en general se habla de cifras aproximadas que admiten por ello cierto margen . Si los resultados se sitúan dentro de esos ciertos límites se considera un acierto  pleno del zahorí, sin entrar en detalles. Si previamente quedasen reflejados datos concretos como profundidad exacta que hay que bajar, punto exacto del emplazamiento y del final del sondeo (recordemos lo de la desviación) y caudal obtenido y todos estos datos se contrastasen con los resultados, el asunto sería diferente. Hay muchos casos probados de errores en las previsiones de los zahoríes. Por otra parte esos datos concretos (“profundidad del manantial”,caudal, lugar exacto donde se corta la “corriente subterránea”),son como hemos visto  conceptos que admiten mas de una interpretación o que son relativos o difíciles de comprobar “a posteriori”. Estos detalles  no se tienen en cuenta en la creencia popular. Ni que decir tiene  que una vez obtenida agua en cantidad que “pueda ser aceptable”, nadie o casi nadie se toma la molestia de realizar con cuidado medidas de esa cantidad, ni de comprobar donde se halla el nivel del agua. Además está el hecho –recordemos- de que a ciertas profundidades, es mucho  mas difícil  acertar donde no se hallará agua que al contrario. Este detalle pasa totalmente inadvertido para la creencia popular.

Dificultades de comprensión.-

Desde una perspectiva científica todo el proceso de acumulación de agua en el subsuelo, su  (en general) muy lenta circulación, el fenómeno de la aparición de fuentes y manantiales, el régimen de funcionamiento de los mismos, el proceso de captación y aprovechamiento del agua y  otros aspectos similares constituye  un conjunto de fenómenos muy complejos que aunque se pueden cuantificar, es decir expresar con números concretos,  requieren un análisis matemático muy complicado y el manejo de conceptos como la porosidad, el nivel piezométrico, la permeabilidad, la transmisividad, el coeficiente de almacenamiento, el balance hídrico, el coeficiente de agotamiento, la estructura geológica,…… y muchos otros que no son sencillos, de entender.

Al hablar del análisis matemático, quiero decir que no basta con emplear las matemáticas sencillas que  todo el mundo conoce (sumar, multiplicar, raíes cuadradas, quebrados, cálculos geométrico elementales  y poco mas). Los cálculos matemáticos necesarios hacen referencia a derivadas, integrales, ecuaciones exponenciales, cálculo matricial,….. y otros conceptos que los ingenieros manejan con mas o menos soltura, pero que “suenan a chino” para una  gran mayoría de la gente. Muchos estudios hidrogeológicos, resultan de difícil comprensión incluso para los geólogos (excepto lógicamente los que son especialistas en esta  rama de la geología) y suele ser  práctica normal que en la realización de estudios de este tipo colaboren  técnicos de diversas ramas (geología, matemáticas, física, química, ingenierías diversas,…), con conocimientos a nivel universitario siempre. A título de simple curiosidad (ni yo mismo las entiendo); expongo en la fig 1 algunas de las fórmulas matemáticas utilizadas. Están tomadas de un estudio realizado por  X. Sánchez- Vila y J. Carrera (Universidad Politécnica de Cataluña) publicado en el año 2003 en el  Boletín del IGME  nº 114-3.

Frente a este cúmulo de datos de difícil asimilación mental  la idea que exponen los zahoríes es muy simple y la entiende todo el mundo: el agua circula por dentro del terreno como lo hace por la superficie donde  cotidianamente la vemos. Así las cosas nada tiene de extraño que se asimile y se acepte con facilidad la hipótesis zahorí y no la explicación científica.

Desconocimiento de  investigaciones realizadas y de la realidad del subsuelo.-

Los experimentos científicos (se han realizado varios), para poner a prueba las supuestas capacidades de los zahoríes y  otras circunstancias similares no son conocidos por el público en general. Asimismo los datos que tras siglos de análisis científicos del subsuelo manejan las universidades o cualquier otro centro de investigación; son desconocidos para mucha gente. Por otra parte la componente psicológica o médica del asunto (efecto ideomotor), que ya ha sido analizada desde el siglo XIX, sigue siendo  un tema desconocido para muchos.

 

ANALISIS  MATEMATICO  DE  PROBABILIDADES

En todo caso  el argumento que mas convence al público en general (y a los propios zahoríes), es el elevado número de aciertos que logran. “Es que no se equivocan nunca o prácticamente nunca”- se argumenta a menudo. Este hecho (en definitiva la clave para convencer); ya lo he explicado a lo largo de estos artículos ,pero insistiré de nuevo y mas en detalle.  Los zahoríes aciertan porque las probabilidades de acertar son elevadísimas.

Una rama de las  matemáticas se ocupa del cálculo de probabilidades. Desde hace varios siglos  diversos matemáticos  (Cardano, Pascal, Fermat, Laplace,…) se han ocupado del asunto. Hay casos muy sencillos. Por ejemplo al lanzar una moneda al aire la probabilidad de que salga cara será de ½ es decir 0,5 o si se quiere el 50%. En el caso de un dado perfecto la probabilidad de  obtener un seis será de 1/6 es decir 0,1666 ó si se quiere un 16,66%. Si Son dos dados a la vez los que se lanzan la posibilidad de que en los dos salga 6 será de 1/6 x 1/6 = 1 /36.

            En el caso de la figura 2 es evidente que si hacemos un sondeo “al tuntún” sobre la línea  A-F y bajamos un poco mas de 3 metros  (nivel freático en invierno); las posibilidades de hallar agua serán (15+ 1+ 7+47)/100 = 70%. Si es en verano pero bajamos hasta la cota -10 las posibilidades serán  del 62 % es decir (15+47)/100

Ahora bien si descendemos por debajo de los 13 m. siempre tendremos el 100% de posibilidades de acertar. Esto es justamente lo que ocurre en muchas zonas.

            Estos casos son muy sencillos, pero en otros mucho mas complicados expertos matemáticos; también pueden calcular la probabilidad de que un suceso cualquiera ocurra. Si se hiciese un cálculo matemático de probabilidades, referido a un término municipal concreto (o a otro espacio bien determinado), se pondría de manifiesto que el número de aciertos de los zahoríes (habría que analizar un número muy elevado de casos, cuantos mas mejor); coincide con las probabilidades de acertar. Dicho en términos matemáticos: cuando el número de casos analizados tiende a infinito la diferencia entre los aciertos computados y las probabilidades calculadas tiende a cero.

 Creo que con los datos ya expuestos  podemos entender lo disparatadas que resultan  o pueden resultar algunas actuaciones  si en vez de fiarnos de criterios racionales y científicos  nos fiamos de la Teoría del Zahorí, que quizá  resulte para mucha gente la mas creíble. Se trata en  de una serie de historias (así podemos llamarlas), basadas en hechos reales.

 

EL MANANTIAL PERDIDO DE LLAMILLAS

En Castropodame  y en el entorno de las explotaciones auríferas romanas hubo desde tiempo inmemorial una fuente, llamada la Fuente de Llamillas. No manaba mucho (aunque se midieron caudales de 0,32 l/s. en  junio de 1991), pero menos es nada. Desde hace algunos años se ha secado y hay quien se pregunta por el paradero de ese vejo manantial, especulando con que se desvió de su ruta de siempre. Siguiendo la creencia popular quizá lo adecuado sería excavar en torno  a donde se hallaba la fuente varias zanjas con el fin de localizar el paradero de la “vena de agua” que la alimentaba. Quizá con zanjas de escasa profundidad baste. Sin embargo desde el punto de vista científico la explicación es que debido a los años menos lluviosos el nivel freático ha descendido la suficiente como para que la fuente se haya secado. No es que el manantial se haya “desplazado a otra parte”; es que el nivel de agua en el subsuelo ha descendido.

 

EL POZO DE VILORIA

            En el pueblo de Viloria  y  a   unos 300 m. del río Boeza se pretendió realizar un pozo, pero cuya profundidad no superase los 7 metros. En fincas situadas en el entorno y a menos de  8 m. había dos pozos que con tales profundidades  daban agua, si bien en verano al menos uno de ellos casi se secaba. Se recurrió a las indicaciones de un zahorí que señaló tres puntos para perforar, pero en ninguno se halló agua y todo ello pese a que alguna persona que no era zahorí ( o al menos no se consideraba como tal); también notó vibraciones en las varillas utilizadas, al caminar por la finca.

Así las cosas la solución que resulta mas racional para hallar agua con  seguridad es  analizar la posibilidad de realizar un sondeo ,pero ¿de que profundidad?. Si se realiza un levantamiento topográfico, sobre el terreno puede determinarse (con precisión de 1 metro) la diferencia de cotas (niveles) entre la finca (tanto en la parte mas alta como en la mas baja) y el cauce del río. Asimismo la distancia en planta desde el río a cualquier punto de la finca puede hallarse con igual precisión.

A partir de sencillos planos topográficos de la zona es evidente que obtendremos unas diferencias de cota comprendidas entre 10  y  15 m. De este modo se podría realizar un  perfil a escala del terreno y en el mismo se  señalar la posición mas probable del nivel freático. Parece evidente que bajando 15  m. sin duda alguna llegaremos y rebasaremos este nivel, pero claro está es preciso además cortar un terreno cuya porosidad y  transmisividad sea la adecuada, es decir que no sea muy arcilloso (como lo es el existente en la finca  en superficie).No hay seguridad absoluta de que con un sondeo de 15 m hallemos agua, pero es muy probable que si, ya que la potencia del nivel arcilloso de la finca probablemente no supere los 15 m. El dato es pues una referencia, que debe tenerse en cuenta a la hora de pensar  en un sondeo. Para asegurar “el tiro” habría no obstante que determinar la geometría (profundidad en este caso); de los niveles arcillosos que existen en el entorno, pero claro esto es una labor, que -en este caso concreto-supondría un trabajo de investigación mas costoso que la simple realización del sondeo proyectado; así pues no hay mas remedio que correr riesgos y confiar en la suerte. Hay alguna historia mas similar pero será en el próximo capítulo.

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Ciencia           

POZOS Y SONDEOS PARA BUSCAR AGUA  y  ( I V )

                                                                       Por  Rogelio Meléndez Tercero. GEOLOGO

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Una  teoría o idea creíble y lógica, no tiene que ser necesariamente verdadera.

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A LA CAZA DEL MANANTIAL DE LA LLAMONA

En un lugar, cuyo nombre no viene al caso  citar, sucedió hace ya varios años una curiosa historia. Resulta que existía allí y aún existe al pie de una pequeña loma un manantial de agua en un paraje conocido como La Llamona, situado a  una altitud de 690 m. En la cumbre de tal loma (728  m de altitud) se halla el paraje conocido como La Narcea, donde existía una finca cuyo dueño tuvo la idea de realizar en la misma unas calicatas, zanjas o algo similar con el fin (según “habladurías” ); de “cortar el manantial de agua de La Llamona”. La distancia en horizontal entre esta finca y  el manantial de La Llamona es de 200 m. Ver fig.1. Dadas las características de las obras ejecutadas (zanjas sensiblemente perpendiculares a la línea que une esa finca de La Narcea con el manantial de la Llamona) y otros detalles  mas todo indica que el citado individuo, creía que en efecto hay conductos de agua subterráneas que alimentan los manantiales. Dedujo (no se si con ayuda de un zahorí o por sus propios medios), que el que alimentaba el manantial de La Llamona ,pasaba justo debajo de su finca y se puso a excavar con ahínco. Pretendía, (siempre según los “dimes y diretes”) dejar “en seco” a La Llamona y hacer que esa corriente de agua saliese en su finca de La Narcea. Sin embargo y aunque hizo unas zanjas nada desdeñables (longitud de  unos 13 m,  anchura 1,5  y profundidad de unos 6 posiblemente) no  consiguió que brotase agua en las mismas y abandonó su  labor.

Si se analiza este asunto con mentalidad científica y se observa donde brota agua en la zona; es fácil  llegar a la conclusión de que si hubiese profundizado un poco mas (hasta llegar a los 8 ó 10 metros); posiblemente hubiese encontrado agua. Ahora bien aunque esa agua la bombease de modo continuo el manantial que pretendía secar, apenas habría experimentado variación alguna.

 

LA FORMA DEL CONO DE DESCENSOS

La búsqueda del modo de eliminar el manantial de La Llamona a partir de una captación realizada en la Narcea; podría muy bien constituir un típico problema de hidráulica de captaciones de los que rutinariamente realizan los estudiantes de hidrogeología. Se trataría de calcular el modo de provocar un cono de descensos en la Narcea con un radio como mínimo de 200 m. Sería largo y tedioso explicar ahora en detalle el modo de proceder y además como en cualquier problema debemos partir de unos datos-que en este caso concreto- no tenemos en su totalidad o disponemos sólo de modo aproximado; pero es evidente que unos cálculos  de simple tanteo arrojan datos “ que asustan”.

Para tener ciertas probabilidades  de hacer que  desapareciese el manantial de La Llamona, lo que debería haber realizado es un sondeo o pozo de  al menos 90 m. y una vez hallada agua en el mismo ponerse a bombearla (colocando la bomba en lo más profundo del sondeo);con la máxima intensidad posible. De este modo y con suerte (hay muchos factores que tener en cuenta) el cono de depresión en torno a La Narcea , quizá- solo quizá- podría haber eliminado tal manantial. Claro que en ese caso lo que resulta evidente es  que antes y con mayor facilidad hubiese eliminado otro, el manantial de Nogaleas que está mucho más próximo a la Narcea y que en modo alguno se pretendía alterar. Asimismo el manantial de Miareo  y todos los pozos existentes dentro del radio de influencia del cono (o embudo si se quiere) de depresiones se hubiese visto afectados por el bombeo de La Narcea antes  y en mayor medida que el que realmente se pretendía eliminar. Las figuras adjuntas (1-2 y 3) y lo enseñado a lo largo de estos artículos explican el porqué .

Pero hay más. Teniendo en cuenta las  características hidrogeológicas de la zona (y aunque sólo se conocen de modo muy superficial) no parece descabellado suponer que para provocar ese  cono de depresión necesario sería preciso extraer 42.000  m3 de agua es decir suficiente para llenar 420 piscinas de uso doméstico ( 5 x10 x  2 m.).  Claro que el asunto no estriba solamente en provocar tal cono de descensos si no en mantenerlo, lo que obligaría a un bombeo constante y para rematar la faena conducir el agua extraída ,fuera de la zona de influencia del cono de depresiones, (200 m. a la redonda como hemos dicho) para evitar que el agua bombeada  en la Narcea ,fuese de nuevo absorbida al menos parcialmente y volviese a alimentar la zona que se pretendía secar. En una palabra que “el caprichito” de secar un sencillo manantial se hubiese convertido en una auténtica pesadilla y,…….muy costosa.

 

OTROS CASOS VARIOS

Tradicionalmente los pozos (con profundidades en general inferiores a los 10 m.) se han realizado y se siguen realizando para el riego de pequeñas parcelas (inferiores a  1 Ha por ejemplo).En muchos casos a la hora de decidir donde hemos de realizar un pozo o un sondeo para hallar agua, el único dato que tenemos es la topografía del terreno que vemos obviamente a simple vista y que podemos medir con facilidad. ¿Qué hacer pues?.

En principio en las zonas mas próximas al fondo de los valles la posibilidad de hallar agua con profundidades escasas ( de 1 a 5 m por ejemplo), es mayor que en las zonas mas altas. Sin embargo un pozo ejecutado en la parte mas baja de una finca, puede ser bastante menos útil que otro  realizado en la parte mas alta, ya que aunque con una profundidad muy escasa obtengamos agua, para llevar esa agua a toda la finca necesitaremos bombearla hasta su parte mas alta.  Quizá pues lo lógico a la hora de tomar la decisión correcta , sea considerar ambos factores (desnivel de la finca y profundidad probable del nivel freático).  Ya  hemos explicado como el nivel freático (es el que suele importar en los pozos poco profundos) se mantiene a una cierta profundidad del terreno, escasa en los valles y mayor bajo las montañas; pero que ni es totalmente horizontal, ni rigurosamente paralelo al suelo.

En los pozos de reducida profundidad es el nivel freático lo que cuenta, no obstante si hablamos de profundidades grandes (sondeos), el tema  puede ser muy diferente, ya que en estos casos puede ser el nivel piezométrico el que tenga un papel decisivo, recordemos los casos expuestos de Bembibre y Castropodame. Si se realiza un sondeo en una zona donde se sospecha que el agua puede  brotar por la boca del sondeo, es decir en una zona donde el nivel piezométrico está por encima del terreno, lo lógico obviamente es realizar el sondeo en  la parte mas alta de la finca.  En estos casos y aunque a medida que nos situamos en cotas mas altas, las posibilidades disminuyen ,no es muy probable que  (al menos en una finca pequeña) el nivel piezométrico pase justamente por encima de la cabecera de la misma.

 

METODOS DE BUSQUEDA

De  todo lo expuesto se desprende que muy a menudo para buscar agua será preciso hacer previamente una serie de sondeos,  para  conocer la estructura geológica del subsuelo. Pero claro si  hay que hacer sondeos resulta que “valdrá mas el collar que el perro”. ¿No hay otro camino?.

Si hay otros caminos. De  hecho hace ya muchos años que existe una ciencia denominada Geofísica, que se ocupa de estas cuestiones. En una primera aproximación podemos considerar que el terreno seco tiene una conductividad eléctrica diferente del que no tiene agua. Esta circunstancia puede ser aprovechada (utilizando métodos y tecnología apropiados) para buscar agua en el subsuelo. No obstante para hablar con detalle de este punto concreto serían precisos unos conocimientos muy superiores a los que yo poseo.  Además ello supondría la redacción de varios artículos mas como el presente. Me limitare pues a decir que los métodos se basan a menudo en la introducción de corriente eléctrica en el subsuelo y a la vista del comportamiento de la misma es posible analizar las posibilidades de hallar agua.

 Los métodos mas modernos que yo conozco son los denominados Sondeos de Resonancia Magnética (SRM). Se ha generalizado su empleo a nivel comercial sólo desde hace unos 11 años. Mediante unos aparatos bastante complejos se envía energía en forma de campo electromagnético al subsuelo .Parte de esta energía es absorbida exclusivamente por las moléculas de agua. Debido a esta circunstancia es posible determinar la profundidad a la que se halla el nivel freático y asimismo el espesor de la zona saturada con agua y el porcentaje (en volumen) de esta. Entre los instrumentos utilizados en los SRM, se halla un ordenador en cuya pantalla y mediante programas preparados al efecto aparecen datos sobre la profundidad y el contenido de agua en el subsuelo.  Se basan  en ciertas propiedades (resonancia de los momentos magnéticos de los protones); de los átomos de hidrógeno.

 No obstante antes de proceder al empleo de estas técnicas hay que evaluar el coste de las mismas.

 

DE  DONDE  SALEN  LOS   DATOS

 

  La cantidad de libros y artículos publicados sobre  hidrogeología o si se quiere sobre la búsqueda del agua en el subsuelo por métodos científicos , es tal que perfectamente se podría hacer una biblioteca dedica exclusivamente a este tema.

Para preparar  estos artículos, he seguido básicamente los apuntes del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, que en la Red , publica F. Javier Sánchez San Román.  En buena medida coinciden con los que hace ya unos 30 años  se impartían (en dos cursos académicos) en la Universidad Complutense de Madrid (Facultad de Ciencias Geológicas).Además hay varios libros muy conocidos en España sobre el tema como por ejemplo “Hidrología Subterránea” (2 tomos) de Custodio E y M.R. Llamas. Por supuesto hay muchos otros en otros idiomas.

También he analizado mas de una decena de revistas  Boletines del Instituto Geológico y Minero de España (ITGE) dedicadas exclusivamente  a este tema. Cada revista suele contener  mas de  media docena de artículos y cada artículo cita una extensa bibliografía (varias docenas de relaciones de estudios concretos y sus autores).Esto es sólo “un botón de muestra” de lo que da el asunto de si, lo que pone de manifiesto que todo lo expuesto por mi en estos capítulos no es mas que un tímido esbozo del asunto.

 

EPILOGO

Todo lo dicho viene a poner de manifiesto que  pese a vivir en la era de la información hay un considerable caudal de la misma que es imposible asimilar. Cuenta Asimov (“Nueva Guía de la Ciencia” 1984), que hasta el siglo XVIII aún era posible, para una persona de grandes dotes dominar todos los campos del conocimiento científico; pero que a partir de 1800, esto resultó imposible. Desde 1800 a nuestros días el caudal de conocimientos científicos ha seguido creciendo y es mas desde el año 1984 hasta nuestros días  han seguido teniendo lugar nuevos avances. Ya he citado el caso de los SRM. En la actualidad es tal el caudal de conocimientos acumulados a lo largo de los siglos, que para saber un poco de todo quizá necesitaríamos pasar toda la vida estudiando y para saber mucho o muchísimo de todo quizá deberíamos vivir (estudiando); varios siglos. Aún así nos encontraríamos con preguntas que no sabemos responder ya que la Ciencia no lo sabe todo.

Ante esta situación a menudo caemos en la tentación de inventar o de fiarnos de cualquier teoría que sea creíble o convincente. Sin embargo  hay que tener en cuenta que a lo largo de la historia de la Humanidad han sido muchísimas las teorías que eran tan creíbles y convincentes que fueron (son aún), aceptadas  durante siglos por miles o millones de personas y que sin embargo han resultado ser rotundamente falsas. En el caso concreto del agua se creía antiguamente que esta desde el fondo del mar se infiltraba en el terreno y que ascendía por el interior del mismo hasta los manantiales mas elevados de las montañas, perdiendo en este viaje su salinidad. Quizá producto de esta antigua creencia es la leyenda que aún se conserva en Castropodame, según la cual bajo el monte en cuyo repié se asienta el pueblo “hay un brazo de mar”. Hace siglos cuando la gente era mas proclive a creer en mitos y leyendas quizá se pensaba que perforando  el monte, podrían obtenerse hasta peces. Hoy sin embargo sabemos que el sentido del ciclo del agua es justamente al contrario, desde lo alto de los montes el agua desciende hasta el mar.

Otra teoría  mantenida durante siglos aseguraba que el calor era un fluido sin peso alguno que pasaba de los cuerpos calientes a los fríos. Parece lógico que así sea pero ya en el siglo XVIII Rumford demostró  lo erróneo de esta creencia.

Quizá una de las ideas equivocadas mas célebres ha sido aquella que asegura que es el Sol el que se mueve en torno a La Tierra. Aunque hace ya siglos que se demostró lo contrario, aún en la actualidad es posible que haya personas que en su interior tengan dudas sobre esta cuestión. Otro asunto claro está es que se atrevan a admitirlo en público (¿sería interesante comprobarlo?).La verdad es que a juzgar por lo que vemos día tras día es en efecto para dudar,……..sin  embargo hay una serie de fenómenos (efecto Coriolis, péndulo de Faucault, giróscopos, ecuación del tiempo,…) que cualquier estudiante de secundaria conoce ( o debiera) y que ponen de manifiesto que realmente quien gira es La Tierra.

En el tema del agua subterránea sucede otro tanto, lo que parece lógico, normal y hasta evidente es que el agua circula por el interior del terreno como lo hace por fuera; sin embargo análisis y estudios realizados desde hace siglos por muchos investigadores ponen de manifiesto lo equivocado de esta creencia. Una de las razones que me han llevado a escribir estos artículos es precisamente, el  afán de aclarar este despiste.

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